
Patibamba San Miguel
La Mar
La provincia de La Mar tiene como límites el departamento del Cuzco (por el norte y el este), delimitado por el Río Apurímac, el departamento de Apurímac (por el sur) y las provincias de Huamanga y Huanta (por el oeste). Su nombre es un homenaje al mariscal José de La Mar, quien participó en la batalla de Ayacucho y fue en dos ocasiones presidente de la República.
Distrito de San Miguel
Valle de San Miguel (900 - 2,000 m s. n. m.)
Ubicado en la selva ayacuchana, en el distrito de La Mar, el Valle de San Miguel es un paraíso de clima subtropical y paisaje montañoso, en el que se puede apreciar numerosas cascadas, todas aptas para el baño. Se recomienda el avistamiento de aves, (son abundantes los loros y picaflores) y realizar paseos en los que es posible toparse con vizcachas y venados.
San Miguel es una de las principales zonas productoras de café, cuya producción se remonta a la época colonial y es de una excelente calidad. También se recomienda comprar las frutas de la zona, como el durazno, la guinda y la lúcuma. Durante la época de los carnavales tradicionalmente se elabora el Camacho, un licor hecho con el jugo de naranjas y caña.
Distrito de Pacaycasa (2,557 m s. n. m.)
Su nombre proviene del quechua Pakay qasa, que significa “quebrada oculta”. Aquí se encuentran importantes restos arqueológicos Wari, así como Tabla Pampa, atribuido a la cultura Huarpa. También se puede visitar el Cristo Redentor del distrito.
Cueva de Pikimachay (2,900 m s. n. m.)
Uno de los destinos con mayor importancia y trascendencia histórica del Perú, pues aquí se halló la presencia del primer hombre de América: el hombre de Pikimachay. Fue en esta pequeña caverna, cuya traducción al castellano es “cueva de las pulgas”, donde el arqueólogo estadounidense Richard MacNeish descubrió vestigios humanos que datan de unos 20 mil años a.C. Asimismo, en el lugar se han encontrado restos líticos y evidencias de las especies de la época, como megaterios, mastodontes y tigres dientes de sable, que confirman que los habitantes de Pilkimachay habían desarrollado técnicas para la domesticación de animales.
La cueva, enclavada en una montaña, es accesible a pie, y el recorrido toma unas dos horas. Se accede por una escalinata de gradas adecuadas para el visitante, con oportunos descansos, desde donde se pueden realizar extraordinarias fotografías del Valle de Mollorina y Pacaycasa, y a lo lejos, las pampas de Ayacucho e, incluso, el complejo arqueológico Wari.
