Anda de plata decorada en cerería para Semana Santa

Ayacucho, tierra de fiestas y ceremonias

Jul 9, 2024

El calendario festivo es muy rico en Ayacucho. Como es lógico, por la influencia de la etapa colonial, este tiene su origen en celebraciones religiosas como la Navidad o Semana Santa, pero también está asociado al calendario agrícola, especialmente a los momentos de la siembra y cosecha de alimentos. El carnaval, por ejemplo, se programa tanto en función de la cuaresma como en el tiempo previo a la cosech

Como toda fiesta andina, las fiestas ayacuchanas tienen tres momentos importantes: la víspera, la jornada central y último día de fiesta. En la víspera, el cerero y sus ayudantes arman las andas procesionales en el acto del trono watay o amarre de andas. El Mayordomo y sus acompañantes ingresan al lugar de la celebración montados en briosos corceles, encabezando un vistoso desfile de asnos y mulas enjaezadas con cintas y cargadas con chamizo o ramas secas de retama. Este desfile es organizado por el cabecilla de mula o uma. Por la noche, se queman los montículos de chamizo y se prenden los castillos de fuegos artificiales. La banda entona música alegre y los Mayordomos y su comitiva disfrutan del ponche de maní y ajonjolí con una copa de aguardiente.

El día central, después de la misa, la procesión recorre las calles de la ciudad. Luego, el Mayordomo invita el convido, un almuerzo de agradecimiento a quienes lo hubieran ayudado en los preparativos de la fiesta. Algunas celebraciones incluyen una corrida de toros como actividad culminante de la jornada principal.

El último día se realiza el desarme del anda procesional, trono paskay o paskakuy y los adornos y cirios se retornan al taller del cerero mediante el adorno kutichiy. Los Mayordomos, bailando el araskaska (que es el equivalente huamanguino del pasacalle colectivo), recogen los killis o cordeles con objetos, frutas y bizcochos; preparan sus wallqas con monedas; y lanzan todo esto entre los concurrentes en el qarru chuqay. Finalmente, realizan el avío o despido de músicos, danzantes, cocineros e invitados.

Sombreros en Carnaval ©JLG?

El lector podrá apreciar que fiesta, santo o santa y Mayordomo son una trilogía indisoluble, que se traduce en procesiones, danzas colectivas y comidas y bebidas. Muchos de los componentes de las fiestas se repiten: las andas piramidales con adornos de cera y cirios, la banda y el sonar del araskaska, el consumo de licor y chicha, los castillos, cohetes y nina toros y la quema de chamizo.

El Mayordomo o karguyoq es el responsable de la celebración y, para ello, recurre a la cooperación de sus parientes, vecinos y amigos, quienes se comprometen de diferentes maneras para que la fiesta pueda concretarse con éxito. Ser Mayordomo supone adquirir o reforzar prestigio ante la comunidad, pero el cargo también implica una inversión importante. El Mayordomo es el encargado de organizar las vísperas y el día central de la fiesta, agasajando a quienes considera sus colaboradores o aynis.

Si algo es cierto es que en Ayacucho no hay fiesta sin banda. Cuantos más recursos tenga el Mayordomo, mayor será el número de músicos que acompañe los festejos.

A continuación, les presentamos un recorrido por el calendario anual de las principales festividades, entre las cuales dos, los Carnavales y la Semana Santa, gozan de relevancia y reconocimiento a nivel mundial.

Comparsa en el Carnaval de Ayacucho ©Juan Puelles

Carnaval
(Febrero o Marzo)

Coplas de carnaval

Chayraqmi, chayraqmi chayakamuchkani
Chayraqmi, chayraqmi chayakamuchkani
Wayrachawan, parachawan parischakuykuspa.
Wayrachawan, vientuchhawan parischakuykuspa.

(Ya estoy viniendo, ya estoy llegand
Acompañado del viento y de la lluvia
Acompañado con el viento)

Carnaval en Ayacucho es sinónimo de música. Es copla y huayno, es una gozosa comparsa, es un festejo pagano y religioso y, por sobre todo lo demás, es alegría y es unión. Con más comparsas que el de Río de Janeiro, el carnaval de Ayacucho es una de las celebraciones más fastuosas del Perú y, desde el año 2007, es considerada Patrimonio Cultural de la Nación. Corno en otras partes del mundo, el carnaval tiene cuatro días de celebración (sábado, domingo, lunes y martes) y un quinto de culminación (miércoles de ceniza).

El alma del carnaval son las comparsas, formadas por todo el pueblo de Ayacucho, que salen en masa a las calles y entremezcla vestimenta, danza y música. Las comparsas tienen un director musical que prepara las letras de las coplas, la música y los bailes; cantantes-bailarinas, infaltables responsables de la coreografía carnavalesca; músicos, siempre hombres; y un capitán que encabeza al grupo. Si bien anteriormente eran solo las personas del ámbito rural quienes participaban en las festividades, hoy en día los pobladores de la ciudad también se unen al festejo.

El carnaval empieza un sábado con el ingreso del Ño Carnavalón. Se trata de un muñeco gigante que caricaturiza a un singular vecino de la ciudad o a un personaje de la política o la farándula local. En los tres siguientes días las comparsas salen a las calles para un radiante desfile de alegría, ritmo y colorido. Vistiendo el traje típico huamanguino, con el rostro cubierto con talco y el cuello envuelto con serpentinas de colores, los danzantes se pasean por la Plaza Mayor y las calles aledañas, siguiendo la tonada de las guitarras, el marcapaso de las tinyas y el silbato del capitán. Su canto acompaña la danza callejera y mezcla la picardía con las quejas colectivas: “Huamanguina religiosa, no me lleves a la misa; mejor vamos a Huatatas, a bañarnos qalasiki (nalga desnuda)” reza una antigua copla muy popular entre los ayacuchanos.

No obstante, en los últimos años también pasean por las calles de Ayacucho comparsas provenientes de lugares como Vinchos, Chuschi, San Miguel, Cangallo, Huancapi o Vilcas Huamán, que visten sus trajes multicolores, aportando una mayor diversidad al carnaval.

Durante el miércoles de ceniza, la gente acude a las iglesias para iniciar la cuaresma pidiendo perdón por los días de jolgorio callejero y recibiendo en la frente la señal de la cruz marcada con ceniza. En la Plaza Mayor se lee el testamento del Ño Carnavalón, que es una sátira pública a las autoridades locales. Luego, se incinera el muñeco gigante, culminando de este modo el carnaval ayacuchano que, por breves días, democratiza la sociedad y acerca a personas de toda condición. El agua moja a chorros a los participantes, que se rocían de talco y se enredan en serpentinas en un auténtico desmadre de color y diversión.

En las celebraciones, además, se disfruta de las distintas variedades de chicha (en especial, la de jora), así como de los platos típicos de Huamanga y Ayacucho, como el puchero y la puka picante, entre otros.

Anda de plata decorada en cerería para Semana Santa

La Semana Santa Ayacuchana

La Semana Santa o Semana Mayor ayacuchana es considerada la segunda más importante a nivel mundial, luego de la de Sevilla. Es un acontecimiento que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo y se celebra alrededor de la primera luna llena del equinoccio de otoño. En Ayacucho, además, combina los actos litúrgicos con procesiones que escenifican el Vía Crucis y la resurrección de Cristo y manifestaciones laicas, como las ferias de Chupas y Acuchimay. Además, la Semana Santa ayacuchana posee un carácter sui géneris, pues las andas de sus procesiones son adornadas con cenefas de cera que representan las flores andinas (cera waytas) y las mazorcas de maíz. Para el escritor José María Arguedas, esta manera de ornar los tronos procesionales era un elemento de identidad de la región a la que llamó “área cultural Pocra-Chanca”.

La Semana Santa suele iniciarse con el Domingo de Ramos, pero en Ayacucho empieza tres días antes (el miércoles, jueves y el Viernes de Dolores), con las procesiones del Cristo Pobre y el Cristo Salvador del Mundo, que salen de las iglesias de San Francisco de Paula y San Juan de Dios, respectivamente. El Viernes de Dolores, del templo de La Magdalena (la antigua parroquia de abajo o Uray Parroquia) salen en procesión las imágenes del Señor de la Agonía, la Virgen Dolorosa y el apóstol San Juan. Después de la procesión, los fieles degustan los platos típicos que se preparan para la ocasión: chorizo de carne de cerdo con papas y ensalada, humitas de choclo y ponche con leche, maní, ajonjolí y un poco de aguardiente. Antiguamente, los jóvenes de ambos sexos que acudían a esta procesión se pinchaban con agujas y espinas para “ayudar” a Cristo y la Virgen en sus sufrimientos.

El sábado está dedicado al trenzado de las palmas que serán bendecidas en la Catedral para luego agitarse purificadas en la procesión del Domingo de Ramos. Por la noche, del templo de Pampa San Agustín sale la sencilla procesión del Señor de la Parra: una talla de Jesús que lleva en sus manos un racimo de uva en representación del vino que se convierte en la sangre de Cristo en la Eucaristía.

El Domingo de Ramos es un día de fiesta pueblerina. En la tarde, la ruidosa entrada del chamizo, cargado en piaras de mulas enjaezadas con cintas de color, culmina en la puerta de la Municipalidad. Los Mayordomos, vestidos con los trajes típicos de la ciudad y portando un estandarte bicolor, además de un icono o limosnero con la imagen de la Santísima Trinidad, lideran la colorida caravana sobre en sus briosos corceles. Le siguen sus colaboradores y el uma o responsable del acarreo de chamizo. Posteriormente, la imagen del Señor de Domingo de Ramos, montada en un pollino blanco y rodeada de doce hombres con túnicas en representación de los apóstoles, sale del convento de Santa Teresa y recorre el jirón 28 de Julio con dirección a la Catedral, bajo el agitar de las palmas y una copiosa lluvia de pétalos de flores. Otro pollino transporta dos canastas de frutas que serán lanzadas a la multitud al culminar la procesión.

El lunes, otra procesión sale del templo de la Buena Muerte el Señor del Huerto: una talla de Cristo que recuerda su solitaria oración en el Huerto de los Olivos. Este recorrido es acompañado por los catedráticos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, la segunda más antigua del Perú después de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

El martes sale en procesión de la iglesia de La Amargura el severo Señor de la Sentencia, acompañado por los Magistrados de la Corte Superior de Justicia y los fiscales del Ministerio Público. Este día también salen en procesión la imagen del Señor de la Columna desde el templo de Soquiaqato y la del Señor de Arequipa de una capilla adyacente al cementerio.

Procesión del Cristo Resucitado durante la Semana Santa en Ayacucho ©Gihan Tubbeh

El Miércoles Santo tiene lugar el encuentro entre Jesús Nazareno, patrón jurado de Ayacucho, y su madre: la Virgen María. Se trata de una solemne y emotiva procesión que, probablemente, fue implantada en el siglo XVII como evocación de la antigua ceremonia de la Humillación de Sevilla. La imagen del Nazareno es una bella talla de Cristo con la cruz a cuestas, que se guarda en la iglesia de Santa Clara bajo los cuidados de las clarisas. La población comenta que para la procesión las monjas le acicalan el pelo y le cortan la barba que sigue creciendo cada año.

Según cuenta la tradición, en el siglo XVI el párroco del pueblo de Julcamarca (Huancavelica) José Cárdenas Romaní hospedó a unos forasteros. Al enterarse de que ellos eran escultores, les pidió que tallasen la imagen del Nazareno. Al día siguiente, cuando fue a buscarlos, notó que los huéspedes habían desaparecido, pero, en medio de la habitación, encontró la escultura tallada. Al enterarse de los ocurrido, el obispo de Huamanga ordenó el traslado de la imagen al convento de Santa Teresa. Las monjas clarisas pidieron que la depositasen por un instante en Santa Clara para rezarle, pero los arrieros no pudieron moverla. Otra versión señala que el padre Cárdenas fue trasladado a Huamanga y llevó la escultura consigo. Al pasar por Santa Clara, cayó una lluvia y la pieza fue guardada en esta iglesia. Al pasar el temporal, el anda se hizo tan pesada que fue imposible cargarla, señal inequívoca de que el Nazareno quería quedarse en Santa Clara.

En la noche del miércoles, el anda del Nazareno, primorosamente ornamentada con cirios y adornos de cera, ingresa a la Plaza Mayor. Está acompañada por tres sayones vestidos con sayal y capucha morada, que de rato en rato tocan la chirisuya o aerófono en forma de waqrapuku, una campanilla y una tambora. En una esquina de la plaza simula una conversación con San Juan y la Verónica; esta última incluso le limpia la cara con un lienzo donde se graba su divino rostro. Luego, ambas imágenes se retiran para dar alcance a la Virgen e “informarle” sobre su hijo. En el momento más solemne de la noche, el Nazareno y su madre se encuentran en la esquina del templo de San Agustín, mientras los fieles observan compungidos la escena y entonan el emblemático himno del Apu Yaya Jesucristo. Después, las andas retornan por separado al templo de Santa Clara.

Antiguamente, el Miércoles de Encuentro se realizaba en la Catedral la última ceremonia de La Reseña o Arrastre de Caudas: un antiguo ritual proveniente de la Edad Antigua, pero apropiado por los cristianos para inspirar y despertar duelo y sentimiento por la muerte de Jesús. La ceremonia empezaba con un desfile por la nave central del templo de siete sacerdotes cubiertos con capuchas y una larga capa negra (la cauda), como insignia de la oscuridad en la que ha vivido la humanidad desde Adán hasta sus descendientes. Encabezaba el desfile un sacerdote vestido de negro, pero sin capa, llamado “signífero” porque representaba al Verbo Eterno convertido en hombre. Los sacerdotes se postraban en el suelo mientras el signífero batía por siete veces una inmensa bandera negra con una cruz roja en el centro. Luego, batía nuevamente la bandera sobre los siete sacerdotes en señal de la presencia de Cristo sobre los gentiles. Finalmente, estos se paraban y se quitaban la capucha, representado a la humanidad que se levanta para recibir a Jesús.

Durante el Jueves Santo no se realiza ninguna procesión. Ese día, los fieles asisten a la misa conmemorativa de la cena del Señor. En la Catedral, la liturgia es presidida por el arzobispo quien, en medio de la ceremonia, lava los pies a doce adultos del asilo, en señal de humildad. Luego, los fieles visitan los monumentos eucarísticos levantados en los templos de la ciudad, donde temporalmente se guarda la Eucaristía. Es costumbre visitar siete iglesias en recuerdo del trayecto de Jesús entre el cenáculo, la casa de Pilatos y el monte Calvario, rezar siete padrenuestros y siete avemarías y ofrecer limosna para Tierra Santa con el fin de ganar indulgencias.

El Viernes Santo, por la noche, salen en procesión desde el templo de Santo Domingo el Señor del Santo Sepulcro y la Virgen Dolorosa. La urna con la imagen de Cristo yacente es paseada con el acompañamiento de varones vestidos de luto riguroso. Una cuadra más atrás marcha imponente la escultura de la Dolorosa, completamente ataviada de negro al estilo de las imágenes andaluzas, con un corazón de plata en el pecho traspasado con siete puñales en alusión a la profecía de Simeón. La acompañan las mujeres, también vestidas de luto, con la clásica mantilla en la cabellera.

La procesión avanza siguiendo el ritmo marcial y cortante de la marcha fúnebre Morán, interpretada por la banda de músicos. Encabezan el cortejo las autoridades de la ciudad, portando símbolos alusivos a la pasión de Cristo; y los miembros de la Hermandad del Santo Sepulcro llevando candeleros de asta con cirios encendidos. Al llegar a la Plaza Mayor, las luces se apagan y se apodera del ambiente la oscuridad, que es tenuemente mitigada por la luna llena y el débil fuego de miles de cirios encendidos.

En Huanta, durante el Viernes Santo también se realiza la imponente ceremonia de las Tres Horas. En la mañana, una imagen articulada de Cristo de tamaño natural, con goznes en los hombros y el cuello, es colocada en una cruz plantada delante de un bosque provisional previamente armado en el interior de la Iglesia Matriz con eucaliptos, sauces, olivos y plantas aromáticas como romero, cedrón y arrayán. A los lados de la escultura se acomodan las imágenes de Dimas y Gestas clavadas en sus respectivas cruces. Hacia el mediodía, un sacerdote inicia una larga homilía en castellano y quechua sobre la muerte de Cristo, solamente interrumpido de rato en rato por melodías sacras entonadas por un coro de voces mixtas y una orquesta de cámara. A las 3 de la tarde la imagen de Jesús baja la cabeza en señal de su muerte. Entrada la noche, unos “santos varones” vestidos con túnicas blancas la desclavan y acomodan para la procesión.

El Sábado Santo es la víspera de la Pascua de Resurrección. En la mañana, los Mayordomos y sus colaboradores acuden al taller del cerero para trasladar los adornos del anda a la Catedral. Al mediodía, el cerero y sus ayudantes realizan el trono watay o armado del anda. Por la noche, Mayordomos, aynis y la población en general celebran con castillos de fuegos artificiales y bombardas, mientras la banda se encarga de armar la fiesta popular.

El Domingo de Pascua se quema el chamizo traído el domingo anterior. Esto ocurre a las 3 de la mañana; ni un minuto antes ni un minuto después. Dos horas después, sale de la Catedral el anda del Señor de Pascua de Resurrección. Solo al traspasar el umbral de la puerta emerge en su cúspide la imagen de Cristo resucitado. Cientos de voluntarios, dispuestos a borrar sus pecados, cargan esta inmensa estructura que pesa más de una tonelada. La procesión recorre el perímetro de la plaza y culmina al rayar el alba, cerrando la celebración de la Semana Santa. Tras ello, solo queda esperar hasta el año siguiente para disfrutar de esta fiesta mágica y expiar nuevamente los pecados.

Vigilia de Viernes Santo

Otras Fiestas & Celebraciones

Bajada de Reyes
(6 de enero)

Con esta fiesta concluye la celebración de la Navidad en Huamanga. Antiguamente, se armaba en el templo de Belén un nacimiento de grandes dimensiones, al que se acercaban en la víspera los grupos de bailarines y músicos para realizar un contrapunto de waylías o danzas navideñas. El día central, aynis e invitados se reunían en la casa del Mayordomo para desayunar caldo de mondongo. Luego, la comitiva se trasladaba al templo para la celebración litúrgica. En el atrio de la iglesia, los grupos de danzantes volvían a realizar el contrapunto de waylías.

Actualmente, la Bajada de Reyes es celebrada por los trabajadores de las instituciones y las familias huamanguinas el 6 de enero, cuando la imagen del Niño Jesús es llevada a la iglesia más cercana para que “escuche” misa. Luego, los danzantes bailan las waylias en torno al nacimiento, mientras que los invitados toman y guardan una pieza del pesebre, ofreciendo algo para la celebración del próximo año. La fiesta concluye con un suculento almuerzo con cuchi kanka o asado de cerdo.

En las waylías, las mujeres bailan con un tul blanco en la cabeza y una azucena de papel en las manos. Los varones, por su parte, agitan una sonaja de latón al compás de la música navideña. Las danzas son amenizadas por los machus y wiraqus: unos hombres disfrazados con máscaras que hacen bromas para la diversión de los concurrentes.

Niño de Praga
(25 de enero)

El Niño de Praga es el Santo Patrón del Mercado Carlos F. Vivanco. Su imagen se guarda en una urna ubicada al interior del centro de abastos. En la víspera de la fiesta se quema chamizo en las afueras del mercado y las vivanderas reparten ponche de maní y aguardiente a los invitados. El 25 de enero, día central, la procesión recorre las calles aledañas. La celebración culmina con el convido y el baile final.

Virgen de la Candelaria y Niño Plácido
(2 y 3 de febrero)

La Virgen de la Candelaria, cuya devoción tiene mucho arraigo en Perú, es la advocación mariana en recuerdo de la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén. En Ayacucho, su fiesta se realiza en los barrios de Calvario, Pampa San Agustín y Soquiaqato, junto con la celebración del Niño Plácido.

La veneración de ambas imágenes está asociada a la siguiente temporada de cosecha agrícola y al alejamiento de la hambruna. Para el día de la fiesta, la imagen de la Virgen del templo de Calvario cuelga de su mano derecha un pescado de plata, en alusión a la leyenda que dice que un pescador, al interceder ante ella, logró coger abundantes peces. Por ello, en agradecimiento, le regaló a la Virgen el pez de plata. Por su parte, el Niño Plácido lleva en su mano una waraka u honda de plata con la que ahuyenta el granizo, la sequía y el hambre. Luego de la procesión, en un acto conocido como huertayuq, se suele desplegar en el atrio del templo una huerta en la que se coloca o “siembra” col, repollo y lechuga, lo que simboliza la abundancia de alimentos en la futura cosecha.

Días antes de la fiesta, los Mayordomos del Niño Plácido visitan a los devotos y colaboradores llevando en brazos la imagen del Niño y recordándoles la obligación adquirida con una canasta con rosquillas, panes y bizcochos. Los días centrales (2 y 3 de febrero), las imágenes de la Virgen y del Niño Plácido son paseadas por las calles de Calvario, Pampa San Agustín y Soquiaqato.

Señor San Sebastián
(12 de febrero)

El barrio de San Sebastián se halla en el antiguo camino al cementerio, sobre una peña de roca cortada para albergar a la pequeña iglesia y las casas de sus vecinos. En sus calles todavía se escuchan los relatos del qarqacha: aquel ser mitológico, mitad humano y mitad animal, en el que se transforman los autores de incesto por ofender a Dios y a la sociedad.

En la víspera de la fiesta, el Mayordomo y el uma encabezan la entrada del chamizo. El día central salen en procesión las imágenes de la Virgen de la Candelaria, San Sebastián y el Niño Jesús o Niño Plácido. Tras ella, el Mayordomo ofrece el convido a sus colaboradores e invitados. La celebración culmina con el araskaska, los killis, las wallqas y el qarru chuqay en la plazoleta del barrio. En esta fiesta no existen aynis o colaboradores para la celebración; los gastos corren por cuenta de las vivanderas y vendedores de la plaza de abastos.

Compadres y comadres
(febrero o marzo)

Una semana antes del Carnaval, los Mayordomos de las fiestas patronales reciben obsequios de frutas, bizcochos y caramelos de sus colaboradores, compadres y comadres. Estos son entrelazados en sogas que reciben el nombre de killis, que se colocan en los altares de los templos de Ayacucho como una suerte de ofrenda, a fin de que los santos y santas huelan las frutas y bizcochos y se pongan contentos. Los Mayordomos ofrecen comida y bebida a sus compadres y comadres para agasajarlos.

Señor de Cuasimodo
(marzo o abril)

Una semana después de la Pascua de Resurrección se realiza esta fiesta en el barrio de Carmen Alto. La palabra proviene de la frase en latín Quasi modo genti infantes…, que significa “así como niños recién nacidos” y sirve para designar al primer domingo posterior a la Pascua, cuando se sacaba en procesión al Santísimo y se ofrecía la comunión a los enfermos y ancianos que no habían comulgado en Semana Santa.

En la víspera, ingresa el chamizo a la plaza del barrio de Carmen Alto. Luego, por la noche, este es quemado y se revientan castillos de pirotecnia y cohetes. El domingo, el día central, un sacerdote celebra la misa en la iglesia del barrio y luego sale en procesión la custodia con la hostia consagrada que es portada por el celebrante debajo de un palio sostenido por los vecinos más importantes del lugar. Finalizada la procesión, se colocan col, repollo y lechuga en el huertayuq frente al templo. Por la tarde, como cierre, se realiza una corrida de toros.

 

Fiesta de las Tres Cruces Ayacucho

Fiesta de las Cruces
(3 de mayo)

Esta fiesta se celebra en los barrios de Puka Cruz y Verde Cruz. Durante la víspera, las cruces son limpiadas, vestidas y veladas con la participación de danzantes y antiq contratados por los Mayordomos. Los antiq son unos bailarines que tocan la chirisuya y la tambora. El día central, las cruces “escuchan” misa, salen en procesión con el acompañamiento de los danzantes y más adelante son colocadas en una mesa adornada con flores y velas. Al día siguiente, los Mayordomos despiden la fiesta con el araskaska, los killis, las wallqas y el qarru chuqay.

Mención especial merece el pueblo de Luricocha, en la provincia de Huanta, donde la fiesta involucra una gran celebración a las cruces patronas del lugar: la Cruz de Pachapunya y la Cruz de Huatuscalle. En la víspera, estas son retiradas de sus altares (Cruz saqtay) y son llevadas a la casa de los Mayordomos para el velatorio (Cruz velakuy). Además, se adornan con plantas silvestres (retama), aromáticas (cedrón y arrayán) y flores (geranios). El día central, las cruces son llevadas a la iglesia del pueblo con la compañía de los chunchos o danzantes de la selva, quienes tocan unas antaras y visten kushmas y tocados de plumas con adornos de moluscos marinos. Luego de la misa, son paseadas por la plaza de la localidad a toda velocidad, protagonizando una “carrera de cruces”. La fiesta culmina cuando las dos cruces principales y los demás maderos retornan a sus capillas y ubicaciones respectivas.

Santísima Trinidad
(mayo o junio)

En la actualidad, esta fiesta se circunscribe al barrio de Molle Cruz, un barrio donde antiguamente existía un molle en forma de cruz sobre el que, en medio de la celebración, se colocaba la imagen de Cristo crucificado. En la colonia llegó a ser la fiesta más importante de Huamanga, instaurada a raíz del terremoto del 17 de junio de 1719 que destruyó casi todas las edificaciones de la ciudad. En los siglos XVIII y XIX esta fiesta se celebraba con toda pompa y solemnidad en la Catedral, ante las imágenes de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Un día antes del comienzo oficial, se quema chamizo y se revientan castillos y cohetes. En la madrugada, un araskaska con banda culmina la celebración de la víspera. Durante el día central sale en procesión el rostro de Cristo. Luego, el Mayordomo ofrece el convido a sus invitados y colaboradores.

San Juan Bautista
(24 de junio)

El barrio de los negociantes de ganado y carniceros celebra el 24 de junio una gran fiesta en honor a su patrono, San Juan Bautista, en el templo del mismo nombre, cuya torre derecha “pertenece” a San Juan y la torre izquierda, a los curtidores de Tenería, un barrio colindante. La noche del 23 de junio, mientras que en los cerros se encienden las fogatas para “calentar las rodillas” de San Juan e impedir que se “congelen sus orejas”, en la plaza del barrio se celebra la víspera, con castillos y cohetes. Algunos aficionados juegan con la “niña toro” o imagen del bovino con fuegos artificiales, intentando cornear a los asistentes. Con la iluminación del fuego del chamizo se realiza el tratanakuy: una contienda ritual de mofas e insultos entre dos personas. En el tratanakuy, los participantes hacen uso de su ágil ingenio para proferirse injurias satíricas y mordaces en quechua, como la siguiente:

San Juan, San Juan, qamtachu nisurqanki
Chicharro qaywina hina wiswiq kunan maqta nispa.
San Juan, San Juan, qamtachu nisurqanki
tunas pinka qiwirusqa hina witqiñawi nispa.

(San Juan, San Juan, a ti te han dicho
Que tienes el cuello grasiento como el palo de mover los chicharrones.
San Juan, San Juan, a ti te han dicho
Que tienes los ojos legañosos como la hoja torcida de tuna).

El día central, después de la misa, se realiza la procesión de San Juan Bautista y del Niño San Juan o “Juanito”. El 25 de junio, los celebrantes hacen el uma qampi o cura de cabeza con un sabroso caldo de gallina. La fiesta llega su fin el 26, con el trono paskay (que se hace al compás de una música especial llamada waytallay wayta), el araskaska, los killis, las wallqas y el qarru chuqay.

Virgen del Carmen
(16 de julio)

En Ayacucho también se realiza una importante fiesta en honor a esta advocación mariana. Los lugares centrales de la celebración son el templo de Santa Teresa, en el barrio de Carmen Alto; y el pueblo de Vilcas Huamán.

San Lorenzo
(10 de agosto)

Los curtidores del barrio de Tenería festejan a su santo patrón, San Lorenzo, el 10 de agosto en la iglesia de San Juan Bautista, cuya torre izquierda, según afirman los devotos, pertenece al santo. La fiesta se celebra con víspera, misa y procesión.

Virgen de la Asunción
(15 de agosto)

La imagen de “Mamacha Asunta” es festejada con bastante pompa en los pueblos de Socos y Cangallo. En esta última localidad, los Mayordomos y sus aynis preparan con antelación la chicha en un acto especial llamado Aqakuy y Hatun Aqakuy, con la participación de los aqakamayuq o responsables de la bebida y la interpretación de la qachwa. La noche de víspera incluye un toro velay a cargo del diputado, quien es el responsable de la corrida de toros.

La procesión se prolonga tres días. El primer día (15 de agosto), las imágenes de la Virgen de la Asunción y la Virgen Asunta recorren el perímetro de la Plaza de Armas de Cangallo. Durante la segunda jornada (16 de agosto), dedicada a los casados, ambas imágenes vuelven a salir en procesión. El tercer día (17 de agosto) es dedicado a los solteros y la imagen de la Inmaculada Concepción (la “solterita”) se incorpora al recorrido procesional. Además, también se lleva a cabo una corrida de toros. El último día de fiesta está dedicado al trono paskay y al convido. La celebración culmina con el avío o despedida a la banda de músicos, danzantes, aqakamayuq, cocineros y demás colaboradores.

Abuelita Santa Ana
(última semana de agosto)

Santa Ana, la antigua parroquia de arriba o Hanan parroquia, el barrio de los tejedores, festeja a su patrona durante la última semana de agosto. La imagen de Santa Ana, de facciones tristes, es muy original. En sus brazos carga a dos generaciones: a la Niña María, su hija; y al Niño Jesús, su nieto, rosado como un pimpollo.

El último sábado de agosto se realiza la víspera de Santa Ana y, al día siguiente, la víspera de San Joaquín, con mucha música, bebidas, chamizo y fuegos artificiales. El domingo, al mediodía, Santa Ana sale en procesión acompañada de su esposo San Joaquín, San José y la Reina Chiquita. La jornada culmina con una corrida de toros. El lunes, salen nuevamente en procesión San Joaquín, San José y la Reina Chiquita, sin Santa Ana. En este día, los Mayordomos invitan el convido a sus colaboradores y les entregan las wallpachiy o gallinas sobre un plato de Puka Pikanti. El martes se realiza el araskaska y el qarru chuqay; el miércoles, el trono paskay y el adorno kutichiy o devolución de cenefas a la casa del cerero; y el jueves, el avío o despedida a ayudantes, músicos y cocineros.

Virgen de Cocharcas
(8 de setiembre)

La fiesta de la Natividad de la Virgen María o “Mamacha Cocharcas” se celebra con bastante pompa en el pueblo de Quinua, con una víspera que incluye quema de chamizo, castillos, cohetes, waqrapukus y nina toros. El día central salen en procesión la Virgen de Cocharcas, la Virgen de la Asunción y el Niño Jesús. La jornada llega a su fin con una corrida de toros.

La Virgen de Cocharcas es la patrona del pueblo en cuyo suelo se libró la batalla de Ayacucho. Carga en sus brazos al Niño Warakaq, quien porta una honda para espantar la hambruna. Según dicta la tradición oral, la Virgen de la Asunción intervino en la batalla, ayudando a los patriotas, mientras que el Niño Warakaq con su honda defendió al pueblo de la amenaza de los españoles.

En la ciudad de Ayacucho también se celebra la fiesta de la Mamacha Cocharcas, en la que salen en procesión desde la pequeña iglesia de San Cristóbal las imágenes de la Virgen de Cocharcas, el Niño Braulio y San Cristóbal.

Senor de Maynay ©Gobierno Regional

Señor de Quinuapata, Señor de Amancaes y Señor de Maynay
(14 de setiembre)

En el barrio de Quinuapata se venera la imagen de Cristo Crucificado que, según una antigua leyenda, apareció atada en un molle, en una zona cercana a la ciudad de Ayacucho. Un sacerdote ordenó trasladar la escultura a la iglesia de Santa Teresa, pero al día siguiente volvió a aparecer en el lugar donde había sido encontrada originalmente. Por ese motivo, allí se construiría una capilla.

Otra tradición señala que el Señor de Quinuapata no puede abandonar su templo; de lo contrario, se producirán lluvias torrenciales. Por eso, el día central de la fiesta, la custodia con la hostia consagrada sale en procesión debajo de un palio, con el acompañamiento de fieles. Esta celebración también culmina con una corrida de toros.

El 14 de setiembre también se realiza la fiesta del Señor de Amancaes en el barrio de Conchopata y la fiesta del Señor de Maynay en la provincia de Huanta. Ambas imágenes salen en procesión acompañadas por la Virgen Dolorosa.

Todos los Santos
(1 de noviembre)

Para esta fiesta, los ayacuchanos preparan las wawas o bizcochos hechos con harina de trigo, manteca, ajonjolí, maní, pasas y grageas de colores, que tienen forma de muñecas y caballos. El 1 de noviembre, los ahijados se ponen sus mejores trajes y visitan a sus compadres deseándoles un feliz día de Todos los Santos e intercambiando wawas y licores. Por su parte, los Mayordomos ofrecen wawas con vino en el yuyachikuy, para recordar a sus colaboradores las obligaciones contraídas para la celebración de las fiestas tradicionales.

Virgen del Pilar de Zaragoza y Niño Nakaq
(1 y 2 de noviembre)

Existe una hermosa leyenda sobre la Virgen del Pilar de Zaragoza que se venera en la iglesia de Pampa del Arco. Una señora llamada Zaragoza se hospedó en la hacienda de Carolina Hierro con sus dos niños: Nacacho, el mayor; y Chapetoncito, el menor. En la noche, un sirviente de la hacendada observó un resplandor y esta encontró en su habitación la escultura de la Virgen con las dos imágenes del Niño Dios. Los vecinos de Pampa del Arco aseguran que la Virgen carga al Niño Chapetoncito y que su “hermanito” es el Niño Nakaq.

La procesión de la Virgen del Pilar de Zaragoza se realiza el 1 de noviembre por las calles aledañas al templo. Esa misma noche se celebra la víspera del Niño Nakaq. Su procesión se realiza el 2 de noviembre. Y al día siguiente culmina la fiesta con el infaltable araskaska, los killis, las wallqas y el qarru chuqay.

Virgen del Patrocinio
(12 de noviembre)

La Virgen del Patrocinio es la patrona de los panaderos de Huamanga, quienes celebran su fiesta con gran devoción el 12 de noviembre. Este día salen en procesión del templo de la Buena Muerte las imágenes de la Virgen, de San Camilo y del Niño Lacito o Laqucha (sin dientes), que utiliza su waraqa para espantar a la hambruna. Como es tradicional, la fiesta tiene una víspera y un día de despedida con araskaska, wallqas y qarru chuqay.

 

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